27. 10 razones para montar tu propio negocio

Porque sí.
Si esperas una razón providencial, no la vas a encontrar aquí. Para eso está la religión. No esperes tener una visión o una señal divina que te diga cual es tu destino. Si te dejas llevar por ese pensamiento subjetivo te va a ser muy difícil establecer un rumbo fijo. Montar un negocio propio es una decisión propia y no me vale que cuando las cosas vayan regular le eches la culpa a cualquier elemento arbitrario. Así que no le des más vueltas. Es la mejor opción porque es la mejor opción. Si quieres una vida cómoda, dedícate a otra cosa. Oposita, trabaja para alguien, ve a una oficina 8 horas al día. Ojo, todas son opciones lícitas. El mundo necesita gente con ese tipo de aspiraciones. Pero si quieres ser feliz, monta tu propio negocio. Ya me lo agradecerás algún día.
Porque puedes.
Ya lo dije en el primer post. Si quieres buscar excusas para no hacerlo, las encontrarás. Me reitero en la recomendación del libro de Risto Mejide, «No busques trabajo». Ahí encontrarás todas las excusas que ahora mismo te pones para no hacerlo. Pero yo prefiero hablarte de tu capacidad para llevarlo a cabo.
Puedes. Es un hecho. Eso es lo que te diferencia de los demás. Hacerlo o no. Vivimos en un momento en el que nos han enseñado a tener miedo a arriesgarnos, a implicarnos y a decidir nuestras vidas. Una educación diseñada para silenciarnos. Voy más allá. Entramos en un sistema educativo involuntariamente en el que ni siquiera se nos plantea la posibilidad de crear nuestra propia forma de vida. Echa la vista atrás y dime cuántas clases tuviste en el colegio o instituo sobre emprender.
Puedes. Solo tienes que planificarte bien y elegir tu dirección. Solo tienes que hacerlo. Dar el primer paso es el más difícil. Y no me refiero al aspecto económico o logístico, ni siquiera a elegir tu nicho. El primer paso ni siquiera es mentalizarte; eso vendrá después. El primer paso es reconocer tu pasión. Asumir que, quizás, aquello a lo que has dedicado toda tu formación no tiene nada que ver con lo que te motiva. Puede que seas un gran arquitecto, pero a ti lo que realmente te motiva es tocar el banjo. Reconócelo que es gratis. Siéntate contigo mismo y anota todo aquello que realmente te mueve, aquello que hace que te levantes de la cama. Quizá es viajar, explorar, enseñar o hacer ganchillo. Lo que sea puede ser un proyecto de vida genial. Créeme.
Porque es la mejor opción a largo plazo.
No lo digo yo, lo dice el sentido común. Entiendo que lo primero que se te viene a la cabeza después de pensar en montar tu propio negocio es la palabra KAMIKAZE. Pero no te asustes. Te lo voy a explicar de una forma muy sencilla. El sistema en el que vivimos no es sostenible y no tiene ningún sentido. Esta es una de las ideas de los millenials, esa generación que no es ni la X, ni la Y, ni la nini. Es la generación que se ha dado cuenta de que no hay por qué dejar de trabajar a los 65, sino que por el camino que vamos, nos obligarán a trabajar hasta los 80. Ríete, pero vamos avocados a ello. Esta generación también defiende el absurdismo de trabajar en una oficina, cuando puedes hacerlo todo de manera telemática desde casa. No es sostenible, ni es necesario mantenerlo. Siempre he pensado que si quieres un trabajo fijo, estable y que te permita planificarte a largo plazo, lo mejor es que te saques una oposiciones. A mí no me atrae la idea de estar 25 años en el mismo sitio o, lo que es peor, dando vueltas. Lo del sueldo fijo tiene buena pinta, no te voy a engañar. Pero también pienso que es bastante limitante, porque cada mes sabrías lo que vas a ganar. Sin embargo si tienes tu propio sistema de ganarte la vida, ganarás lo que te propongas. Ahora mismo te debes estar acordando de toda esa gente que gana lo mínimo. Fíjate en si esa gente en algún momento tiene frases del calibre de «es que esto es muy difícil», «como mínimo tengo que ganar […]», o «si lo llego a saber no lo hago». Pues eso, que no te fíes de esta gente tan «positiva».
Porque aprenderás a marchas forzadas.
Es que no te va a quedar otra. Emprender no está hecho para gente estancada, porque cada día es una aventura diferente. Ni siquiera hace falta que tengas un negocio de cara al público o una sede física. Te garantizo que vas a aprender cosas que no te hubieras planteado en la vida. Te lo digo yo, que he visto a mucha gente esforzándose con materias que nunca se habían planteado o que en el colegio suspendían, desde idiomas hasta marketing. Cuando hay voluntad, se consigue todo.
Porque harás lo que te gusta.
No es que en otros trabajos no lo hagas, ni que no te impliques, pero te va a cambiar hasta la cara cuando te veas haciendo algo que te motiva realmente. Es una sensación que todo el mundo debería experimentar al menos una vez en la vida. Sé que no todo el mundo está hecho para emprender, pero es una experiencia que te va a sacar lo mejor y lo peor de ti mismo. Por eso, no juzgues tu vida laboral hasta que no lo hayas probado.
Porque ayudarás a otros.
Una de mis dos razones favoritas. Como decía Iroh en «The Last Airbender»: la mejor manera de ayudarse a uno mismo es ayudar a los demás. Hace tiempo también aprendí una lección muy importante. Si tienes un problema, resuélvelo y exponlo, porque seguramente resolviéndolo habrás ayudado de manera indirecta a mucha gente con el mismo problema. Aunque todo este proyecto de «Marketing para imbéciles» habla de negocios, proyectos y empresas, para mí la vida es mucho más que trabajo y dinero. Creo que es necesario sobrepasar el pensamiento usual de trabajar y pagar facturas, porque al final acabamos todos en el mismo sitio.
Porque puedes cambiar el mundo.
En mayor o menor medida, pero se puede. Siempre pongo el mismo ejemplo, cuando me imagino una barbacoa familiar en la que, entre churrascos y sangrías, a alguien se le ocurre mencionar su futura creación: churros de piscina. Sí, sí. Churros. Que flotan en el agua. Resistentes. Y de colores. O esa reunión de gente trajeada en la que a alguien se le ocurre añadir un emoji nuevo. Una mierda. Con ojos. Y sonrisa. No sé si la situación fue exactamente así, pero a mi me gusta imaginármelo así. ¿Sabes cuántas vidas han cambiado estas personas con lo algo que a ti te parece cómico? Pues tu podrías hacer lo mismo. Seguro que tienes una idea que te ronda desde hace tiempo, así que te animo a que abras la mente, la pongas en marcha y la enseñes al mundo. Piénsalo: si no lo intentas, nunca vas a saber si es útil o no.
Porque asumirás riesgos.
Asumir riesgos es un paso necesario en tu evolución vital. Que todo tiene consecuencias, ya lo sabes desde hace mucho, pero además es vital que a cada paso que des con tu negocio seas capaz de asumir las consecuencias que conlleva. Para que nada te pille por sorpresa, procura generar una lluvia de ideas con todo aquello que pueda pasar a cada paso que des. Pero sobre todo arriésgate, porque si no cambias nada no vas a poder determinar hacia dónde vas ni como puedes mejorar. Sé que el miedo está ahí, pero el miedo no lleva a nada. Nada bueno. ¿Sabes qué pasa cuando tienes miedo? Nada. El miedo no te deja avanzar y es tu peor enemigo, porque sabe perfectamente cómo boicotearte. Recuerda, que sea arriesgado no quiere decir que vaya a tener un mal resultado.
Porque te mantendrá motivado.
Piensa en algo que puedas hacer toda la vida y además disfrutarlo cada vez, como dormir, comer o estar de vacaciones. Tu negocio o proyecto debería costarte lo mismo que este tipo de actividades de ocio, con la diferencia de que tú vas a marcar el ritmo. Te propongo un ejercicio muy sencillo: imagínate llevando tu negocio con 70 años. No tiene por qué ser al mismo ritmo o nivel que cuando lo emprendas. Por ejemplo, si te dedicas a clases particulares, visualízate con 70 años con tu propia academia. ¿Te motiva? Entonces vas bien. ¿No te motiva? Perfecciona esa idea hasta que te motive. Porque el sistema, según como lo veo, no tiene pinta de ser sostenible. El sistema de pensiones, la edad de jubilación, son factores que no dependen de ti. Si no quieres vivir con la incertidumbre que ofrecen las decisiones del gobierno, motívate con tu proyecto.
Porque inserta tu razón aquí.
Quiero que seas creativo. Que pienses. Que organices tus ideas. Y que busques una buena razón por la que dedicarte a tu propio negocio es la mejor opción de vida. Puedes reinventar cualquiera de las que te he mencionado ya, pero en mi opinión, hay muchas más razones que explorar. Si no, no estaría de moda emprender. ¿No crees?