Marketing para imbéciles

Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. Tras varios años inmersa en diferentes disciplinas, descubrí que lo que se me daba bien era ayudar a la gente, especialmente a aquellos que buscaban hacer de su pasión y su talento, su profesión. No es un camino fácil, eso lo sabemos todos, pero se hace mucho más difícil cuando hay que lidiar con la mala actitud o el miedo del amigo emprendedor. Afortunadamente he estado en una situación privilegiada, observando cada estampa desde la comodidad que aporta el no perder nada, el poder aconsejar sin poner en riesgo mi propio negocio. Y eso es lo que marca una de las grandes diferencias.
Otro de los puntos claves es el haber vivido de cerca muy variados tipos de proyectos. No te hace un experto en ninguno, pero te abre la mente en cuanto a las posibilidades. A continuación, voy a hacer un listado con frases tópicas que he tenido que escuchar. Si te sientes representado con al menos una de ellas, esta guía es para ti:
- La cosa está muy mal. Como si hubiera estado bien alguna vez. ¿Qué es bien para ti?
- Hay mucha competencia. Pero ya la había antes de que decidieras dedicarte a eso. Haberte informado mejor.
- Es muy difícil destacar en este sector. Con esa actitud, desde luego.
- A mi me va bien así. ¿Y qué haces leyendo esto entonces?
- No creo que pueda conseguir mucho más. Genial, sigue con esa actitud, que te debe ir muy bien.
- He tenido muchos negocios y todos han fracasado. ¿Te has planteado que el problema seas tú?
- Todos los socios o empleados que he tenido me han fallado. ¿¿Te has planteado que el problema eres tú??
- Es utópico vivir de esto en España. Pues vete a otra parte.
Si quieres leer más excusas te recomiendo que te leas el libro «No busques trabajo», de Risto Mejide. A su lado, todo esto te parecerá un abrazo. Tu mierda de excusas no te van a llevar muy lejos, así que permíteme que siga con mi texto.

Una joya de libro.
La actitud correcta
A lo largo de este tiempo, en el que muchos colegas me han pedido consejo, también me ha fascinado lo bien que muchos de ellos se han dejado aconsejar y, como fruto de su esfuerzo, sus negocios han mejorado. Es una cuestión de actitud indiscutible. Por otra parte, también he visto a muchos caer en el miedo. Por desgracia, esta opción es muy común. El miedo no siempre se esconde detrás de un “no hacer las cosas”. Si fuera así, sería muy fácil de detectar. El miedo se suele esconder detrás de un no terminar de arrancar, un no planificarse, un no arriesgar, y de todas las excusas que te enseñé hace un par de párrafos. Antes de que sigas leyendo quiero asegurarte que todo esto puede cambiar. Sólo tienes que querer y echarle huevos. Es así de sencillo.
Para que pierdas el miedo, déjame plantearte algo. Cuando aprendiste a andar seguro que diste más de un talegazo. Seguramente ni lo recuerdas, porque el hecho es que ahora puedes andar. Y el hecho de que hayas olvidado también es representativo. Quiere decir que has pasado página. (Ahora es cuando haces de cuñado y dices “es que era muy pequeño”. Muy bien, genio).
Dentro de un tiempo, mirarás atrás y pensarás en toda esto como en un sueño. Pero para que llegue ese momento tienes que empezar por esto, por pensar que todo puede cambiar a mejor y que puedes hacer de tu pasión, tu negocio.
Mañana te hablaré sobre hacer algo que te motive.